En este número colaboran: Israel Montalvo, Luz María Méndez, J. R. Spinoza, Linda Acosta, Ajedsus Balcázar Padilla, Edith Castmart, Iván Medina Castro, Víctor Eduardo Rodríguez, Javier Tapia Sierra, Karla Hernández Jiménez, Ale Montero, Ronnie Camacho Barrón, Teresa Evangelina Martínez, Daniel Casado Gallegos, Martín Morales Garza, Elvira Hernández Carballido, Eduardo Carrillo Vázquez (México). Juan Luis Henares, Graciela Matrajt, Juan Pablo Goñi Capurro (Argentina). Harol Vivas, Wilson Alejandro Díaz, Jonathan Balaguera, Rusvelt Nivia Castellanos (Colombia). Diego A. de Loayza, Edgard Joel Rivera (Perú) e Itzel Rocillo.
Archivo de etiqueta: #8.5 Fanzine
Medalla olímpica
Todo sucede rápido: el público que aclama la coronación se olvida de los vencedores y comienza a gritar desaforado, atento a lo que sucede en la enorme pantalla. En ella se ve a dos atletas, los que concluyen en el quinto y sexto lugar, quienes antes de llegar se desvían del camino e intentan perderse entre el público.
Deep learning
La gran solución era diseñar una app para perfilar a la gente, analizar las probabilidades de éxito de relacionarnos con alguien para anticipar la compatibilidad en distintas circunstancias y escenarios.
Cherry Boom
Odiaba su vida, a él, sólo tenía un anhelo, uno que podía cumplir al emular a una cenicienta moderna y, como acto de magia cambiaba su aburrido traje sastre por la minifalda y medias de red y las zapatillas de aguja que caracterizaban a su insaciable desdoble personal: Cherry Boom…
Prisma atemporal
No uso pantuflas, estar descalza pasó en cuestión de meses de ser asqueroso a ser una fuente de múltiples beneficios, según había leído en alguna revista de podología: mejorar el equilibrio, liberar emociones, eliminar tensión muscular… ¡¿Qué sé yo?! El chiste es cambiar, reinventarse…
Interludio
Estaba Timothy atado a una silla; frente a él, aquel hombre repugnante. Se veía bastante grande y fuerte a pesar de que denotaba más de sesenta años. “Con probables prótesis robóticas” se dijo, aunque no estaba seguro. Sentados, cada uno en una silla, se encontraban otros dos hombres armados.
Modificando la vanidad
Ese lugar era el equivalente a las pasarelas de moda de antaño, cuando la gente se reunía a ver extravagantes trajes y peinados que nadie iba a vestir en las calles, así como si nada, pero que todos querían admirar en eventos glamurosos que los hacían sentir parte de un círculo selecto.
Rayas grises
—Él es el señor Simmons —el hombre acostado sobre la plancha de metal tenía sesenta y tres años. Había aceptado participar en el experimento. Lo cual significaba morir, a cambio de una considerable suma de dinero para su familia.
Soñando despierta
Posó un vaso transparente con té de menta diciéndome: “Este té se lo manda el señor”, apuntando con su índice a una mesa a mi izquierda que antes no había visto. “¿Qué señor?” pregunté, al tiempo que volteaba hacia esa dirección.