Vimos el campamento desde lejos. Eran decenas de personas cavando fosas, cosa difícil de conseguir en el desierto… Eran cuerpos envueltos cuidadosamente en vendas de lino que en sus días debió ser más blanco, pero que hoy se acercaba más al color de la arena…
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Las líneas de sus manos
La explosión del satélite había lanzado tanta basura al espacio que la atmósfera del satélite vecino había terminado por volverse tóxica, pero no lo suficiente para que los injertos pulmonares con filtros y las máscaras de gas pudieran hacer su trabajo.
Rovers: cuatro poemas sobre Marte
En remolinos de finísima arena, Curiosity avanza a través del desierto marciano. Último príncipe de la primera dinastía de rovers, continúa el trabajo de sus hermanos Oppy y Spirit. No sabemos cuánto vivirá. Ya nadie se preocupó por leer sus circuitos: los Mars Rovers viven lo que pueden, y un poco más.
Hilar raíces
Lejos de las nubes
puede moverse con facilidad el árbol.
Abre las velas del follaje
y avanza sin la menor cautela.
El árbol es voluntarioso,
con sus raíces simula,
con otros se intercambia y aparenta estar fijo.
Habitar el fuego
No, la casa se ensucia y nadie más limpia,
mis horas se van en desaparecer la mancha
del baño cuando el suelo se llenó de pérdidas,
de pequeños pedazos de lo que un día llamé vida.
Y aquí, nadie más limpia.
La impronta de los patos sin plumas
Nadie viene del mismo lugar. Todas rezan a dioses diferentes y lloran por distintas desgracias. Tus dedos ya resienten la fuerza que imprimes sobre el animal que se retuerce entre tus brazos. Éste se pone difícil. Te muerde. Si no lo miraras retorcerse ante ti, si no escucharas, si no supieras de qué lugar se trata, pensarías que estás en cualquier otro lugar menos en ése. A tu alrededor flota el color blanco. Los patos parpan a destiempo creando una canción triste. El suelo blanco y movedizo te hace pensar que las nubes podrían ser algo así.
Como un fruto herido
Desde que supe del embarazo todo en mi vida se ha llenado de niebla. De pronto fui invadida por el frío y las preocupaciones, tenía las ojeras tan marcadas que temía que algo me hubiera tragado los ojos. Mi cuerpo estaba a merced de algo feroz que provocaba en mí temores profundos. Los nueve meses que duró mi calvario estuve anémica y temerosa de lo que llevaba dentro. Pablo creía que exageraba…
Sopa de ajir
Mientras preparaban la comida, traté de hablar otro poco con Emilio. Fue imposible: un chillido me ensordeció, parecía un niño gritando de dolor. No era lógico que ese sonido naciera de la pequeña boca que tenía frente a mí. El ruido se apoderó de todo el espacio. Lo único que Emilio llegó a susurrarme ese día fue: Es el ajir. Se sobó la panza lleno de gusto para después dirigirse a la cocina.
Gráfica 13 / Collage digital: Ciudades futuristas, espacios secretos
Escucho una resonancia, un pensamiento, un sentimiento, y entro en una especie de trance, armando y buscando cada imagen. Es como cuando Borges se refirió al trabajo del poeta, quien toma ese algo preexistente, que flota en el éter y lo vuelve real, ésa es la labor de un collagista…