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Las líneas de sus manos

La explosión del satélite había lanzado tanta basura al espacio que la atmósfera del satélite vecino había terminado por volverse tóxica, pero no lo suficiente para que los injertos pulmonares con filtros y las máscaras de gas pudieran hacer su trabajo.

La sombra entre dos crepúsculos

Esa luz, ahora menguante, escoltada por fulgores de diferentes tonos, solía ser la fuente de energía para todo lo que estuviera bajo el peso de las nubes. Era el Sol. Aquello en el cielo, esa minúscula rajada en la oscuridad, es lo único que nos queda de él.

Naranja, deidad encarnada

¿Qué clase de animal podría ser?
Quizá era feroz, salvaje por las garras que mostraban las falanges. Ante el nuevo descubrimiento que la catapultaría al éxito de su carrera, se ofreció como voluntaria para acudir al viejo mundo e investigar el pasado de aquella bestia que un día pisó el mundo.