Vimos el campamento desde lejos. Eran decenas de personas cavando fosas, cosa difícil de conseguir en el desierto… Eran cuerpos envueltos cuidadosamente en vendas de lino que en sus días debió ser más blanco, pero que hoy se acercaba más al color de la arena…
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El último verso
Nina realizó una rápida inspección a la mente del poeta. En un mismo instante tuvo conciencia de los centenares de poemas que llevaban la firma de Víctor Rayón. Inevitablemente advirtió el sentimiento de frustración que cada verso conllevaba. Entendió que ninguno de los poemas satisfacía a su autor.
Encuentro extraño sobre el río Sena
Muchos años después, cuando atravesaba el puente de Saint-Michel, sobre el Sena, en París, había de recordar aquella noche remota en que sentí los pasos de un hombre mayor que me entregó, en el instante en que nos cruzamos, un paquete que sería, ahora lo sé, la solución a mis penurias.
Antilogía
Inevitablemente miró para abajo. El piso de nubes se había disipado totalmente, lo cual no era bueno. La oscuridad inferior lo sobrecogió. Una boca profunda y negra se abría para tragarlos…
Botones, piedras y cintas
Todavía sos muy joven, Mariana, para comprender los asuntos de la vida y de la muerte, el dolor, los asuntos del amor y la soledad. Ser viejo, comprender que no se ha muerto, pero estar muerto de todos modos.
El último asalto de la naturaleza
La poesía de esos versos se le antojó enorme. Siguió pasando las páginas hasta que la intromisión de un detalle se le presentó: entre dos hojas teñidas por el tiempo se hallaba un pelo.
Epifanía
Apareció en mi horizonte visual la figura de una niña que me distrajo de mis pensamientos. Desde el momento mismo en que advertí su presencia sentí que me inundaba una extraña energía…
Buenos Aires
El primer viernes de marzo es un día especial en Catemaco porque ese día se pueden hacer pactos con el diablo. Me presenté con el Brujo Mayor y le di todo lo que tenía ahorrado para un terrenito en Chalco como precio al favor que Satanás dizque me iba a conceder. Y ya ve, ahora ni terrenito ni favor del diablo.
Tríptico en negro
Coloca con cierta dificultad el letrero. Una lona pequeña, con letras rojas, como las que ha colocado en distintos puntos de la ciudad. El olor es nauseabundo, insoportable, pero no parece importarle. Su pelo está sucio, largo, enredado, grasoso, igual que su larga barba. Camina despacio, entumido por el frío del amanecer.