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Rostros como granos de arena

Vimos el campamento desde lejos. Eran decenas de personas cavando fosas, cosa difícil de conseguir en el desierto… Eran cuerpos envueltos cuidadosamente en vendas de lino que en sus días debió ser más blanco, pero que hoy se acercaba más al color de la arena…

Las líneas de sus manos

La explosión del satélite había lanzado tanta basura al espacio que la atmósfera del satélite vecino había terminado por volverse tóxica, pero no lo suficiente para que los injertos pulmonares con filtros y las máscaras de gas pudieran hacer su trabajo.

La sombra entre dos crepúsculos

Esa luz, ahora menguante, escoltada por fulgores de diferentes tonos, solía ser la fuente de energía para todo lo que estuviera bajo el peso de las nubes. Era el Sol. Aquello en el cielo, esa minúscula rajada en la oscuridad, es lo único que nos queda de él.

Rock ‘N’ Roll Suicide

No la ve durante toda la semana. Sus cuerpos ya no se reúnen, ni siquiera entre las sábanas. Sólo sabe que ella aún habita el departamento por los signos que delatan su paso: las tazas sucias, la ropa usada que se acumula, los objetos fuera de lugar en el tocador, la humedad en la cortina de la regadera. Por la tarde, los mismos signos le hacen saber que ella está ahí. Aun así, pasa el sábado sin verla.

El aire limpio olerá a albaricoque plateado

A Rikka le han explicado varias veces que los árboles normalmente no crecen tan rápido, que la cápsula tiene nutrientes modificados, que es un proceso acelerado, pero ella no ha puesto atención, todo su interés se centra en los cambios que observa día a día. Andrea Chapela