Una sensación de desequilibrio te inundó, como si estuvieras en altamar. No veías nada, no escuchabas nada. Sentías, por decirlo así, los pasos del viejo, su bastón anclándose en el suelo metálico. Entonces percibiste el desplazamiento del vagón, cómo empezaba, una vez más, a correr por los rieles, a ganar velocidad.
Archivo de etiqueta: Terror
Como un fruto herido
Desde que supe del embarazo todo en mi vida se ha llenado de niebla. De pronto fui invadida por el frío y las preocupaciones, tenía las ojeras tan marcadas que temía que algo me hubiera tragado los ojos. Mi cuerpo estaba a merced de algo feroz que provocaba en mí temores profundos. Los nueve meses que duró mi calvario estuve anémica y temerosa de lo que llevaba dentro. Pablo creía que exageraba…
La muerte, la tinta
En el informe vi escritas cosas que tampoco me gustaron: los cuerpos de las víctimas habían sido aplastados de golpe y con mucha intensidad. La sangre se agolpaba en ciertos puntos, producto quizá de una fuerte succión. El líquido oscuro del pasillo resultó ser una mezcla de agua, sal y melanina, la misma que encontramos en la que fue la siguiente víctima. Puro pellejo y huesos quedaban. Lo que sea que lo atacara había devorado sin piedad. Devorar, claro, no era la palabra justa pero no se me ocurría otra.
Resultados de la convocatoria núm. 13, “Noir”
Felicitamos a lvs autorvs seleccionadvs para los números 13 y 13.5 de la revista. Nos leemos en octubre y diciembre de 2022.
La llamada
Los guardias estaban nerviosos. Habían dejado allí el despojo humano del que se alimentaba “aquello” y sólo quedaba esperar a que amaneciera para que todo volviera a estar en orden.
Literatura de contacto: Un pájaro en el ojo, de Xóchitl Olivera Lagunes
Los cuentos de Un pájaro en el ojo bien podrían integrarse como una literatura de sensaciones que se desarrolla a partir de tres temas centrales: la corporalidad, el duelo y la empatía… Predomina uno de esos sentidos: el tacto, convirtiéndola en cierto modo en una literatura de contacto.
Alta costura
Yo ya traía la idea de poner una boutique desde antes. Mi mamá y yo llevábamos ahorrando mucho tiempo. Quería hacer ropa fina y fuera de lo común, así como de alta costura… Le dije al Giovanny: «No mames, ojalá hubiera ropa que se sintiera como la piel de uno, no hay nada como lo natural». Ahí fue cuando se le ocurrió.
Cuarto para las nueve
Era el diáfano suspiro de la muerte materializado en una piel vestida con los ropajes de un luto perpetuo. Y sus ojos, sus ojos que parecían haber sido forjados por la tierra que exhalan los cadáveres al morir, reflejaban la nada absoluta, la paz absoluta que se revuelca bajo los pies de una lápida.
Sobrevivientes
El señor Cathridge no volvería a quejarse por su servicio; la cabeza estaba a medio metro de su traje azul. Tom Keegan no la despediría… Difícil echar a alguien con el corazón arrancado.